I Love You y Norman Dello Joio: su interrelación según su jinete
- Carolo López-Quesada

- 19 sept
- 2 Min. de lectura
I Love You fue uno de los grandes caballos en la carrera deportiva de Norman Dello Joio, y 1.983 fue un año tremendo para ellos. En ese año fueron triunfadores en la Final de la Copa del Mundo de Viena, ganaron el Gran Premio de Calgary CSIO Du Murier, ganaron la Copa de Naciones de Calgary con dos recorridos sin faltas, ganaron los Grandes Premios de Pensilvania y Toronto, y la Copa de Naciones de Toronto…
Un año para recordar.
El hijo de Alme con una madre por Nykio tenía en esa temporada 9 años de edad, y en Sprucemeadows ganaba la grande del primer día, y ganaba la Copa de Naciones del sábado.
La mañana del Gran Premio Du Murier, que entonces tenía 100.000 dólares en premios, Norman Dello Joio montó al caballo por la mañana, y ha contado lo siguiente al respecto:
“Monté al caballo como a las siete de la mañana, y pensé para mí que el caballo estaba perfecto, ya que estaba lleno de energía y relajado. Cuando el se encontraba así, era una maravilla competir con él. No tenía muy claro si ese Gran Premio iba a ser del agrado del caballo, ya que eran saltos masivos, en una pista increíblemente grande, y el caballo no tenía un poder tremendo. Tenía mucho poder, sin duda, pero era verdaderamente limpio, y era esa su mayor virtud. Era muy cuidadoso y eso en Sprucemeadows a veces se paga.
Delante de 26.000 aficionados logramos la victoria, aunque yo personalmente me sentía más cómodo con el caballo saltando en “cerrado” o en lugares como Devon. Teníamos que creer en lo que estábamos haciendo, y los dos creímos en ello al unísono.
I Love You fue criado por Michel Pelissier, y dos personas me recomendaron que probara al caballo: Philip Jouy y George Morris.

Cuando le probé cera de París era eléctricamente cuidadoso, le horrorizaba tocar una barra, y si algún caballo tocaba una barra cerca, parecía disgustarse también. Era tremendamente caliente, y con un salto tan ambicioso que estaba algo confundido cuando lo veías en las combinaciones. Le salté pequeño, no le di muchos saltos, pero sentí que el caballo iba a ser perfecto para mi manera de montar. Era indisciplinado pero con una habilidad espectacular y eso me gustaba.
Yo en mi vida había montado muchos pura sangres, caballos que no se sienten felices siendo dominados, y les gusta más ser compañeros del jinete, y pensé que I Love You necesitaba ese tipo de entendimiento”.
Un sensacional conjunto.
Carolo López-Quesada



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